Todas sostenemos que durante nuestra infancia hemos
empleado un número considerado de horas frente al televisor para ver dibujos
animados entre horas, es decir, cuando aún no era el turno de llevar a cabo otras
actividades, ya que en nuestra época pasábamos más tiempo jugando en la calle o
haciendo otro tipo de actividades de ocio en lugar de permanecer frente al
televisor.
En la actualidad, consideramos la televisión como un
recurso adicional pues poseemos responsabilidades que no permiten que empleemos
tiempo frente al televisor.
Debido a dichas responsabilidades nos hemos dado
cuenta de que la televisión no es algo imprescindible en nuestras vidas, sino
un complemento que puede usarse en el tiempo libre.
Por otro lado, cuando disponemos de tiempo libre lo
empleamos en otras actividades como salir a la calle, adelantar trabajo,
visitar a familiares…
Una de las miembro del grupo destaca que, al poseer
tiempo libre durante el periodo vacacional, habituaba a ver un programa de
tertulias y, cuando este concluía, respondía del mismo modo que los
protagonistas de dicho programa.
Como conclusión sostenemos que dependiendo del
contenido que se vea en televisión, nos comportaremos de una forma u otra, pues
las actitudes, los estados de ánimo, etc. se transmiten incluso a través de las
pantallas.
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